De la oscuridad a la luz

By P. Ed Liptak, SDB

Por la noche, en el Jardín de la Agonía, Jesús fue arrestado a manos de los principales sacerdotes y ancianos guiados por el traicionero Judas. Ese arresto injusto llevó a Jesús a la humillación, el sufrimiento y la muerte en la cruz. Y allí, en la oscuridad del Huerto, Jesús declaró una terrible verdad: Cuando yo estaba con vosotros todos los días en el templo, no me impusisteis las manos. Pero esta es tu hora, y la del poder de las tinieblas (Lc 22:53) El mal inmundo iniciado por las herramientas de Satanás llevaría a Jesús a su muerte dolorosa bajo un cielo oscuro.

Sin embargo, la hora oscura de Satanás y de aquellos que tenían sed pecaminosa de poder y dinero estaba a punto de ser destrozada. Jesús, en su humanidad, llevó a la cruz la inmensa carga del pecado. De esta manera, Él reparó nuestra deuda de justicia con Dios. Pero la muerte para Él era temporal. Así era la oscuridad de la tumba. Por poder divino, la piedra que bloqueaba la luz fue removida. ¡Se había ido! El amanecer reveló una nueva tierra, porque por la obediencia del Hijo de Dios, la muerte fue derrotada, la redención ganada. Fuimos salvados del poder de las tinieblas. Jesús, por el poder de Dios, fue victorioso sobre la muerte y el pecado.

Al creer en la resurrección de Jesús, somos bañados en una nueva luz. Nuestra primera obligación es aceptar el don de Dios, el esclarecimiento de la Fe. San Juan se quedó mirando la tumba vacía, y creyó. Del mismo modo, estamos llamados a creer que Jesús no estaba allí, porque había resucitado. Más allá de creer, también debemos esperar en la palabra de Jesús que evitando las tinieblas del pecado alcanzaremos la vida eterna. Escuchen a Jesús: Los que han hecho el bien irán a la resurrección de la vida. Sin embargo, los que han hecho el mal irán a la resurrección del juicio (Jn 5:29).

La Resurrección garantiza la verdad de quién es Jesús y que lo que Él dice es verdad. Una vez más, escúchalo suplicar que permanezcamos en Él: Como el Padre me amó, así también yo os amo a vosotros. Si guardáis mis preceptos, permaneceréis en mi amor (Jn 15,9-10). Además, Jesús extendió este tipo de Amor-Caridad también al abrazo de unos con otros.

Cree en Él; Esperanza y confianza en Él; Ámalo a Él y al prójimo, estos son Sus preceptos que nos traen Alegría. Jesús pide por Su Pasión, Muerte y Resurrección que resplandezcamos para la gloria de Dios.